Tras una noche de viento y frio, nos levantamos con las voces de las cordadas que se van acercando a los pies de vía. Recogemos todo y nos mudamos al vivac de al lado que está más protegido y allí desayunamos rapidamente y repartimos el material. Nos equipamos y salimos dirección a la vía. Nuestra idea es hacer la Cepeda, pero Guerri dice que la dejemos para el día siguiente que seremos 3 y es más larga, y nos propone hacer la Directa de los Martinez, ya que tiene un proyecto en mente. Una vez en el pie de vía encontramos 2 cordadas en faena y una tercera esperando. Aunque no nos toca esperar mucho para empezar nosotros.
Mientras, le contamos a Guerri como vamos a hacer para escalar los 4 en
un sola cordada y le decimos a Gonzalo que el primer largo se lo dejamos
a él y, sin pensarselo, para arriba que va. Vamos acumulando largos
entre Gonzalo y yo, sin "dejar jugar" a Cristian, y en algunas reuniones
nos toca parada obligatoria ya que alcanzamos a alguna cordada. El
último largo, tomamos la decisión de subir desencordados y en la línea
de rapeles dejamos el material y nos subimos a la cima, que a pesar de
ser días concurridos, la tenemos entera para nosotros. Nos hacemos las
fotos de rigor y nos metemos en el vivac para comer y descansar un poco
antes de la bajada. Cuando estamos terminando el primer rapel vemos que
Millán aparece por el agujero que conecta con la cara Este. Una vez de
vuelta a la base, volvemos a nuestro "hotel de mil estrellas" y
acompañamos a Guerri hasta el final de la Celada y allí nos separamos,
él vuelve a casa y nosotros la refugio a rellenar las botellas de agua.
De vuelta al vivac, en mitad de la Celada coincidimos por fin con Millán
y tras un rato de charla subimos a cenar y a prepararnos para otra
noche de frío.
De la vía decir, que los primeros largos son los más
"feos" debido a que están muy pulidos, pero a medida que se va
progresando la calidad y adherencia de la roca cambia, y a pesar de la
facilidad de los largos, tienen pasos bonitos y la zona de canalizos le
da un toque disfruton para terminar la escalada. Mientras esperabamos al
pie de vía, habia una cordada rapelando, que más tarde nos enteraríamos
que eran unos franceses que se vieron obligados a vivaquear en la cima
tras hacer la Rabadá-Navarro, y nosotros pensabamos que habíamos pasado
frío por la noche.
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