domingo, 26 de octubre de 2014

Travesía de las Agujas de Cardaño

Después de mucho tiempo, por fin podemos cuadrar para subir a esta travesía que nos rondaba por la cabeza ya desde hace bastantes meses.

Apenas hay información, tan sólo unas referencias en el libro "La montaña palentina - Fuentes Carrionas" de Gonzalo Alcalde Crespo, en el que cita literalmente:

"Travesía de este a oeste": Se inicia en el Campo de Gibraltar y termina en el collado de las Agujas.
Primera travesía: 13-X-1956 (Alejandro Díez, Luis Ángel Puertas, Paulino de la Torre, Jesús Redondo, Marino Ampudia y J. Saldaña, de Palencia).
Dificultad: A. D. inf.

"Travesía de oeste a este": Contraria a la anterior.
Primera invernal (hasta la tercera aguja, inclusive): 17-III-1968 (Alejandro Díez, Angel Ramos y Andrés Ceresa, de Palencia).
Dificultad: A. D. inf.

Además de esta información, disponemos de toda la que nos da de primera mano un gran conocedor de la zona como es Vidal, y de todas sus incursiones que ha hecho por allí. Gracias a él, también sabemos hasta la cuarta aguja no vamos a tener problemas, y que vamos a disponer de material en algunas agujas de cuando estuvo realizando la travesía de las cuatro primeras.

Desconocemos si alguien más conoce más información sobre la actividad y si se ha llegado a realizar.

Subimos la noche anterior, y como suele ser habitual cada vez que dormimos por allí, la noche parece ser más patagónica que palentina, haciendonos dudar por momentos que la tienda vaya a aguantar tanto viento.

No madrugamos y mucho menos nos damos prisa por llegar al pie de vía. Serán ya las 11 de la mañana cuando llegamos a la base de la primera aguja. Nos vestimos, y tras una mirada rápida, optamos por subir sin cuerdas. Primera aguja, caídas de piedras, fotos rápidas y a continuar.


La misma historia, se repite en la segunda aguja, pero aquí ya si que utilizamos la cuerda para hacer el primer rápel. Laceamos un bloque con la cuerda y baja Gonzalo, pero después nos damos cuenta de que nos va a ser imposible recuperar la cuerda, asique laceamos el bloque con un cordino.


La tercera aguja, tampoco nos supone ningún problema, aunque nos surgen dudas en cuanto a la filosofía de la actividad, ya que se nos presentan dos opciones a la hora de decidir cómo descender de la aguja y enlazar la siguiente. Por un lado, tenemos la posibilidad de descender unos 10m y llegar hasta un bloque en el que hay un cordino y desde allí rapelar a la canal. La otra es, burilar e instalar un parabolt y rapelar por el filo de la aguja hasta la parte alta del collado entre la 3ª y 4ª agujas.

Desde el primer momento que nos planteabamos realizar ésta actividad, siempre tuvimos claro que queríamos ser lo más fieles posibles a realizar la travesía por el filo de cada aguja, tanto en la subida como en la bajada. Asique, finalmente, cogemos el cordino que había abajo (para posibles adversidades más adelante) y comenzamos a burilar a golpe de maza en la cima de la aguja, ya que nos es imposible lacear nada. Después de unos 40min peleándonos con el duro granito, instalamos un parabolt, del cuál rapelamos finalmente.

IMPORTANTE: el material de instalación que llevamos es para salir del paso, no para dejar un equipamiento a largo plazo, por lo que el parabolt que hemos instalado es de 10x70mm, y tanto el tornillo como la chapa, ambos de la marca FIXE no son inoxidables (por lo que la durabilidad del anclaje va a ser muchisimo más bajo debido a las condiciones que suelen darse en la zona). Junta a la chapa hemos dejado un mallón desde el que poder descolgarse.



Tras rapelar al collado de la canal, prosigue otra vez más una trepada, pero ahora de regletinas y pequeñas presas, eso si, una roca de mayor calidad y muchísimo menos rota que antes. Arriba encontramos dos bloques laceados con dos cordinos, los cuales cambiamos a un bloque más grande que está detrás de los otros, para orientar el rápel hacia la 5ª aguja.


Hasta este punto sabíamos lo que nos íbamos a encontrar y la dificultar, el resto de momento es todo incertidumbre, pero que no nos hace cambiar el planteamiento inicial. Tras observar la pared, Gonzalo se lanza a la aventura, sin cuerda nuevamente, la dificultad la misma que en las otras agujas, a excepción de un paso final, bastante más expuesto. Se trata de una fisura que asciendo en diagonal hacia la derecha en la que las manos son buenas, después hay que dejarla y buscar una especie de repisa que asciende también en diagonal hacia arriba y por la que hay que ir subiendo los pies. Para las manos, en todo momento hay presas buenas. Se llega entonces a la salida de la punta de la aguja y hay que montarse en una piedra cuadrada para sacar las manos a la parte alta y ya subir a la explanada cimera. El paso, fácil pero muy expuesto no pasará del IV+.

Una vez en la cima, destrepamos un metro hacia unos bloques que parecen no moverse y en los cuales colocamos uno de los cordinos de la aguja anterior, sale un rápel de unos 27m, ya que lo apuramos para quedar lo más cercanos posibles de la siguiente aguja.


La 6ª aguja apenas supone un par de metros de trepada, por lo que en seguida nos plantamos en la cima de la 7ª. Es entonces, cuando nos planteamos el abandonar la actividad, ya que a perdido el interés con el que comenzo y no nos llama la atención subir el resto de agujas por subir. Sin embargo, las 5 primeras agujas, es una actividad bastante estética y disfrutona, trepando para subir y al bajar caer justo en la canal para comenzar a subir la siguiente. En el punto que decidimos dejarlo esto no es asi y las agujas están alejadas entre sí.

Contentos con la actividad realizada y tras poder haber hecho algo que teníamos en mente desde hace tanto timpo, bajamos a recoger las cosas que habíamos guardado abajo y de allí al coche. De momento, los planes para esta zona, tendrán que esperar hasta que la nieve lo cubra todo.

Algunas fotos más:


 
 
 


miércoles, 15 de octubre de 2014

Huyendo de las lluvias. Escalando por Rodellar y Riglos

Puente. Días libres. Lluvia, lluvia y más lluvia… ¿Qué hacemos? Algo habrá que escalar. ¿Rodellar? Pues vámonos para Rodellar.

Después de unas cuantas horas de coche, llegamos a Rodellar Jorge, Santi y yo a eso de las 12 de la noche y vamos al albergue de escaladores Kalandraka, en busca de la nota colgada en la puerta del bar con las indicaciones de cómo llegar a la habitación. Dejamos las cosas y vamos a echar unas cañas con partida de ping pong incluida.

Las previsiones para el domingo son de lluvia toda la mañana, asique nos dirigimos a una cueva en el sector “Pince sans rire”, en el que la primera vía ya nos deja claro cómo van a ser los días por esta famosa escuela. Probamos unas cuantas vías de este sector y a eso de las 7 de la tarde nos bajamos ya para el pueblo, con los antebrazos cómo cemento y el cuerpo cansado de tanto desplome.

 


 
















Segundo día. La previsión se ha equivocado y nos despertamos bajo la lluvia. Mientras desayunamos barajamos posibilidades y nos decidimos bajar al sector “Bisagra” a probar las vías de chorreras que hay allí, para continuar por un 7a según la guía, plaquero y de regletas con muy buena pinta y más parecido a lo que estamos acostumbrados.

 
















El tiempo mejora y sale el sol, asique cogemos las cosas y nos vamos para “el Delfín”, donde seguimos con las vías muy físicas, desplomadas, pero que nos dejan muy buen sabor de boca. Vías guapas todas las que hemos probado.
 Recogemos las cosas y nos vamos para Riglos. Mientras dormimos se pone a llover, pero por la mañana parece que va a dar una tregua. Vamos al coche, nos equipamos y comenzamos a caminar para ir a la base de “la Visera”. Una vez aquí buscamos el arranque de la “Mosquitos” 250m, 6b (V+/A0 Oblig).
El GMCG se encuentra por allí y nos comentan las posibilidades que vamos a tener arriba al llegar al “trono”, ya que esa parte de la vía transcurre por fuera del desplome y esta mojada. Vamos encadenando largos muy guapos, con travesía de las de apretar un poco los dientes. Y cuando llegamos a la R del 5º largo, desde arriba nos indican que la cosa está muy mal para seguir, que hay mucha agua y está complicado. Preparamos las cuerdas y hacemos un pequeño rapel por el escape de la vía, conduciéndonos a una travesía de III grado por una terraza bastante expuesta. Desde aquí salimos a una zona más cómoda por la que podemos ir ya sin cuerdas y en zapatillas y llegamos al camino por el que finalmente descenderemos al pueblo de nuevo.

Muchos kilómetros, tiempo aceptable, buena compañía y buenas vías. Sin duda dos escuelas que quedan apuntadas en la lista de sitios a los que volver, eso sí, con algo más de fuerza en los brazos. 

Aquí algunas fotos:

RODELLAR































RIGLOS






Pasando frío por la Canalona

La idea inicial era dirigirnos a la Peña Regaliz, para escalar la vía "Divertimento", pero la mañana que teníamos pensado machar, nos avisa Jorge de que no se encuentra bien y que va a ir al médico. Asique finalmente vamos Raúl y yo para allí, cambiando un poco lo previsto.

Llegamos a Fuente Dé y tras repartir el material y hacer las mochilas, tomamos el camino que sube hacia los Tornos de Liordes para desviarnos en el comienzo de las zetas y subir hasta la estación superior del cable andando.

Vamos cargados y tardamos poco menos de 2 horas en subir hasta arriba, con varias paradas por el camino. Una vez arriba, la niebla comienza a amenazar con cubrirlo todo, y allí nos encontramos nosotros en plena soledad, apurando las horas que quedan de día.

Una parada un poco más larga y proseguimos por la cómoda y ancha pista  que va hasta el collado de la Fuente Escondida, desviándonos en La Vueltona, donde tomamos el PR que va hasta los Horcados Rojos. A los pies de la Aguja Bustamante nos desviamos y tomamos el sendero que sube hasta el collado de la Canalona.

La niebla se ha ido haciendo más espesa y la noche se nos ha ido echando encima, pero a pesar de ello no hay mala visibilidad, por lo que de momento no sacamos los frontales, hasta unos 50m del collado, que nos vemos obligados a encenderlos ya que la oscuridad nos dificulta andar ya sin tropezarnos. A los pocos minutos llegamos al collado y la niebla que había se esta marchando y la luna poco a poco va iluminando la zona.

Buscamos el vivac que hay aquí arriba, nos abrigamos y preparamos algo rápido de cenar. A las 10 de la noche ya estamos metidos en el saco. La noche es fría, y así lo reflejan los sacos empapados y la escarcha formada en las mochilas y el resto de material. 

La noche pasa y deja paso al amanecer, quién nos indica que es hora de preparar las cosas y continuar. Después de desayunar tomamos el sendero que nos conducirá hasta el collado de Santa Ana, donde en el vivac que hay, nos equipamos y dejamos una mochila con las cosas que no nos van a hacer falta para no tener que cargar con todo.

Comenzamos a descender hasta que tomamos el camino que nos conducirá al pie de vía del Espolón Rojizo sin perder más altura. Una vez en el pie de vía, miramos la pared, ubicamos la vía y paramos a decidir qué hacer, ya que la mañana es fría, todo el valle está dominado por la sombra y la roca está helada. Finalmente decidimos probar suerte llegados hasta aquí, pero según vamos escalando, los dedos de los pies y de las manos casi no se notan y la roca está fría, la temperatura es baja y el sol no quiere acercarse, por lo que a pocos metros del final del primer largo decidimos bajarnos, no nos apetece congelarnos en la vía, y ya habrá días mejores para venir a hacerla, asique otra espinita que dejaremos para días en los que la temperatura y las condiciones sean mejores, ya que la zona merece la pena volver.

Volvemos al collado donde rehacemos las mochilas antes de emprender la vuelta, mientras decidimos sin probar suerte en la Canalona, pero está una cordada preparándose para empezar, asique decidimos bajarnos y probar las vías que hay en los Llanos, al pie de la vía ferrata.

 Aquí algunas fotos más: